jueves, 5 de febrero de 2009

Mi deuda conmigo..

Hace unas semanas tuve un malviaje. Pensé que me iba a morir. Hace un poco mas de un año casi me muero con toda mi familia (bueno no, pero mi mamà insiste en que si)y eso ha de haber influido en que no pudiera sacar de mi cabeza la idea de que como estaba por cumplirse un año, me pasaria algo, de lo que no saldría viva.


Primero me extrañó la insistencia del pensamiento, después me asustó mi tranquilidad y al final me imaginé y concluí que esto era exactamente lo que debía pasarle a la gente que presentía su muerte. Y entonces, por un largo par de horas, no encontré motivos para dudar que todo apuntaba a mi irremediable fin: desde las emociones a flor de piel desde varios dias antes, hasta el repaso de mis historias y sus personajes en mi sueño fugaz.

Hoy, mientras más lo pienso, más me convenzo que ese dia pude haber muerto. Porque me sentía en paz. Envuelta en una paz rarísima que nunca antes había sentido.O tal vez si, pero yo insisto en que era rarisima.

Y de pronto, entre decenas de clarísimas señales de que era mi ultimo dia viva porque estaba libre de deudas con el mundo, entendí que esa liberación sólo espera, por el momento, que atienda mi deuda conmigo.Por eso, amable (y escaso, pero no poco importante) lector, decidí no morirme ese dia.

Porque pues... ¿mejor me pago, no? Porque ya que me encuentro conmigo todas las mañanas —todítas— y ya con qué cara me digo que no tengo...Si lo único que ya no tengo son pretextos.
Afortunadamente.